lunes, 1 de septiembre de 2008

Caminando hacia el futuro

Esta soy yo, la que alguna vez fue niña y vivía llena de quimeras, aunque todavía vivo llena de ilusiones aún sin ser ya una niña.
El destino ha ido modificando esos sueños, transformando a muchos de ellos en anhelos cumplidos, algunos no cumplidos.
El tiempo y la vida me han ido tornando como al barro en una mujer. Pero no una mujer cualquiera, una mujer que cuenta con las propiedades mismas del agua, elemento vital para mi y no solo por mi constitución biológica, sino por la esencia y presencia que ella manifiesta:
En mi estado líquido me vuelvo libre y corro a través de los senderos que se me van presentando, sin atadura alguna, en ocasiones necesito algún recipiente que me contenga, voy arrasando con toda la información que mi cerebro pueda procesar para convertirla en océanos de aprendizajes.
En mi estado sólido suelo ser rígida como el hielo ante la injusticia, la pereza, la deshonestidad… Solo el calor de la palabra verdadera, el empeño y la rectitud pueden derretir un poco esa rudeza. Como un Iceberg, solo muestro una pequeña parte de mí para no ser presuntuosa y dejo emerger, poco a poco mi ser cuando la ocasión lo amerita.
Mi estado gaseoso puede ser, tal vez, mi debilidad. En ocasiones el lado sentimental me vuelve tan frágil y efímera como el vapor, las emanaciones de mis sentimientos son nítidas y llegan a perderse en la hipocresía de la indiferencia.
Volviendo a la morfología de Mujer considero que el camino que hoy empiezo me presentará montañas, riscos escarpados, a veces llanos o senderos apacibles, a los cuales podré enfrentarme con la recompensa obtenida a través de estos seis meses de aprendizaje continuo y con el apoyo de mi familia, tutores, amigos y compañeros.
Ilusiones, me quedan aún muchas y este proceso educativo me brindará los cimientos para poder construir las fortalezas laborales y personales que me he propuesto alcanzar.
Lic. Heidy Ocampo Carranza

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